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LLuviendo, no lloviendo... ♥

                Caminante inerte de un compás de pasos acostumbrados y aterrorizados, vas sin rumbo fijo, huyendo de dolores, en las profundidades de tus murallas, donde tu seguridad son los muros, donde las balas no penetran, donde cómodamente te acostumbras, a la soledad de tus pensamientos y las manos vacías de un frio invierno. A veces hinca y duele la compañía, ella está, pero no se siente, esa que ríe, pero contigo, ha sido la costumbre quien arropa los miedos y sin sabores cada mañana, cada año, cada temporada, ha sido apagado el deseo de soñar, se sienten aquellas mecedoras, lejanas casi en tierras desconocidas. Hubo un soplo, un sonido, una sorpresa, alguien pasó, sé que alguien entro, ¿cómo lo hizo? ¿En qué momento? No pude ver sus pasos, cuando lo vi me sorprendió su valentía, como quien sube al castillo a salvar a una damisela en peligro, sé que suena absurdo, aun en mi condición, pero mis ojos lo encontraron. En el silencio del mundo, en el ruido de los disparos en
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La Noche Mas Oscura

Fuertes vientos azotaban la casa, no recordaba un invierno así en mis décadas pasadas, podía ser el final y si no el final, un fatídico inicio de este, todo podía estar peor me repetía una y otra vez, pero en retrospectiva no encontraba algo peor que eso. No eran gritos, ni la voz de un acompañante, eran mis dientes que crujían una y otra vez al encontrarse frente a frente en mi titiritar de frio, aun mis dedos los sentía rasgarse por el entumecimiento   de mis manos, y mi rostro blanco como el papel era cortado por gélidas corrientes de viento. Sentía la boca reseca del miedo, el terror nocturno se apoderaba de mí, sentía como me sumergía en la desesperanzadora niebla aun sin moverme un paso, no había luz a mi alrededor, no encontré un vástago de calor, solo granizo veía desde mi ventana. Era una vista superficial y vacía, no había calor en ella, todo se destruía al paso de la corriente, vi el inicio pero no imaginaba que algo de esta magnitud llegara a su fin,

Un Hermoso Día

Calor, sudor, voces, personas como sardinas en lata, muchedumbre de múltiples entradas y casi inexistentes salidas, así comenzó la travesía, Así empezó este romántico y sarcástico viaje de amor, hubo una pausa y una rápida carrera por encontrar un boleto a una peor versión del viaje precedente, y la encontramos, sí que lo hicimos.  Ahora el ahogo se sumaba a este desbalance en la respiración, intuía que el viento se había ido de vacaciones y solo la humedad y el sol ardiente hacían actos de presencia.   Que fuerte luz, que cerca estaba el sol, que templado era el clima, que pesada era la carga, saludos, camino, tierra, y una hermosa vista nos acompañaba, ellos eran testigo de esta caminata fatal que hacia doler mis piernas, que alto estábamos, y esto apenas comenzaba, mi corazón se agitaba pero no por ver tu rostro, cada paso me consumía la respiración, hacia donde me llevabas?  Donde sea que fuese el destino no me lo estabas vendiendo muy bien. Ese trago de agua me supo a

ATRÉVETE A SENTIRLO

ATRÉVETE A SENTIRLO Quien dice que no te pienso? Quien piensa que no te Siento? y quien siente que no te amo? Entre lo que expresa, lo que delibera y lo que razona yo descarto cada respuesta a ello, porque solo el alma de quien  Siente, Solo la mente de quien piensa y solo la boca de quien dice es capaz de afirmar tal exclamación, Aun si eres tu quien se atreve a proferir tal mentira, aun si es tu corazón el que duda, Aun si es tu mente quien te miente, debo pedirte de la mejor manera que te detengas, que no pienses, que no sientas, que no salga de tus labios algo contrario a lo que todo mi ser te ofrece, que no seas tú quien ponga en tela juicio mis sentimientos, que todos lo hagan, menos tú. Quiero Que todos sean testigo de un amor sin igual, diferente, sin precedentes, sin tanto fingir y mucho que sentir, que sean testigo de un amor de hoy que no se quedó en el ayer y no se desespera por el mañana, regalémosle al mundo un beso sin juntar los labios, una caricia sin tocar

El Edificio

Cuando se levantó, fue cabizbaja durante el camino a su trabajo, sin deseo ni ganas de vivir, no se había dado cuenta en lo que se había convertido su vida, se acostumbró a correr tan de prisa, que olvido disfrutar de la brisa, se acostumbró a comer tan rápido, que olvido saborear la comida, se acostumbró a maldecir el soy y la lluvia y se olvidó de lo que se siente el calor de los rayos de sol en un frio día de invierno y ya no recordaba lo que se sentía las gotas de lluvia caer por su rostro. Se pasó gran parte de su vida siendo una máquina, el motor que movía una casa pero apagaba un hogar, se preocupaba por  el llegar tarde una mañana a trabajar, pero no recordaba el día que llego temprano a casa a ver a sus hermosas hijas corretear mientras la cena era servida, se acostumbró tanto al pasar de los días que olvido por completo vivirlos como debía. Un robot, ese fue el precio inicial a su descuido, un corazón tan duro como el metal y tan pesado como el plomo era el q

Ese Pecado

Fue una mañana nublada, de esas tan escasas por aquí, Ella Bajaba con la rapidez necesaria de llegar justo a su lugar de trabajo, a su cárcel semanal, a su tortura permanente, y por un giro tan común, La vio venir, se veía cálida y deseó tocarla, su color llamativo le robo el aliento, Los ojos de ella tenían ese brillo tan acostumbrado en su vida, nada había sido diferente en estos años.   Se Preguntaba porque no podía tenerla, y porque aquella sí? fue la primera gota de envidia que sintió, envidia matutina más temprana que el mismo Sol, Ella siguió su camino Volteando cada cuanto podía, hasta perderla de Vista, se preguntaba porque tenía que ser tan bonita? Ella sí que tenía buen gusto, Cuanto tiempo perdió en sus dilemas, retrasando su recorrido Diario? y se dijo que debía estar más centrada.. ya no volvería a Pasar. A ese paso temía que se le doblara el tobillo, su garganta estaba seca, y su corazón acelerado, ella debía descansar, tomar una pausa, y lo vio! g

El Hombre De Las Carreras

El carro corría a 350 kilómetros por hora, era una de las pocas sensaciones que lo hacían sentir vivo, ese era el torniquete de una vida quebrada, de una vida llena de frustraciones, de amarguras, de desolaciones, era el fresco roció en la mañana que desde hace muchos años no sentía, ese era su escape, su fortuna, su tesoro.   Día tras día era un caminante solitario en sus recuerdos, en sus pensamientos, pensamientos de culpa, de dolor, de rencor, de una pasión frustrada por los golpes del destino, aun recordaba la zozobra en la cual se había convertido su existencia, su rostro estaba desecho de infortunios y de sonrisas olvidadas en un pozo de calamidades.     Sus mañanas nunca más tuvieron un sol, nunca más escucho las aves cantar a coro la melodía de la vida, nunca más durmió con los dos ojos cerrados, sus miedos lo consumieron hasta dejarlo desnudo, recuerda con angustia sus gritos desesperados, gritos de una razón que fue amedrantada, apaciguada, y que termi